Mientras reflexiono sobre los acontecimientos de la historia reciente y miro hacia el nuevo año, no puedo evitar agradecer a Dios por su fidelidad y depositar toda mi confianza en Él para lo que nos depara el futuro en los próximos meses. Por mucho que tendemos a pensar demasiado e incluso a preocuparnos por el "próximo", la batalla verdaderamente pertenece al Señor. Eso fue lo que Dios le dijo a Josafat al considerar el ejército que tenía frente a él, incluso con las probabilidades bastante desfavorables. Con Dios de su lado, ¿realmente importaba el tamaño del oponente?
Acabo de completar un proyecto de estudio de ocho meses llamado "Venga tu Reino". A veces, me parecía una carga demasiado pesada para continuar... pero Dios se manifestó una y otra vez cuando mis fuerzas se acababan. El ataque mental del enemigo puede intensificarse durante las temporadas de grabación, hasta que me doy cuenta de que este es el proyecto de Dios y que solo Dios será glorificado cuando esté completo. Por lo tanto, la batalla le pertenece al Señor. Este pensamiento me reconforta incluso ahora.
Liz y yo, como muchos, si no todos ustedes, hemos perdido a amigos cercanos y seres queridos el año pasado debido al COVID-19 o alguna otra enfermedad. Ahora mismo, luchamos con fe por la salud de nuestros amigos cercanos. A veces uno simplemente quiere rendirse... hasta que se da cuenta de que la batalla le pertenece al Señor. Sus hijos son... SUS HIJOS. Y en realidad, ya sea que alguno de nosotros viva cien años o muera mañana, ¡somos del Señor! Debemos hacer lo que podamos: mantenernos firmes en la fe, creyendo en la victoria y sometiendo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Pero más allá de eso, está en sus manos, y haremos bien en dejarlo ahí.
Nuestra nación se enfrenta a las fuerzas de la oscuridad como nunca antes. Nuestra libertad se ve amenazada de maneras que no hemos experimentado en nuestros casi 250 años de historia. Es como si nuestra constitución no significara casi nada hoy en día, pues hombres malvados y autoridades legales ignoran sus leyes con regularidad. ¿Qué haremos? ¿Es esta una causa perdida? Lo sería, excepto que... la batalla le pertenece al Señor. Nos mantendremos firmes en su palabra y confiaremos en Él con nuestras vidas. Nuestra fe puede flaquear aquí y allá, pero cuando comprendas que Él puede sacar la victoria de cualquier situación, entonces podrás encontrar paz y descanso en su cuidado... porque Él cuida de ti.
De cara al futuro, lanzamos nuestro segundo capítulo de Canta sobre América. Este es un encuentro nacional de adoración con el propósito de restablecer el Señorío de Jesús en nuestra tierra. Tendrá lugar en septiembre y necesitaremos con urgencia la ayuda de Dios. Afortunadamente, sabemos que esto proviene de Él, así que avanzamos a toda máquina y confiamos en que Él pondrá todas las piezas en su lugar para esta asamblea tan importante. Que Dios se levante y sus enemigos sean dispersados. ¡Amén!
Amigos, les estoy muy agradecido. Cada semana, en nuestro programa de YouTube, "Una Hora con Jesús", soy profundamente consciente de tocar a tantas personas en todo el mundo con su presencia. Me llena de humildad incluso pensarlo. Gracias por acompañarnos y continuaremos con esto mientras sintamos la necesidad. Sé que cada semana hay quienes nos sintonizan desesperados por la victoria en algún aspecto. Espero que todos se den cuenta de que sus batallas son las suyas. Continúen entregando su vida a Aquel que sabe cómo dirigirla y todo les irá bien.
Algo para recordar en 2022: nada sucede en este planeta sin el permiso de su Dueño. Si esta comprensión se arraiga profundamente en nuestro espíritu, afrontaremos cada día con calma y confianza. Las tribulaciones vendrán, de eso estamos seguros. Pero también las victorias, porque Él ya ha vencido al mundo. ¡Alabado sea Dios por el final del libro! Sea lo que sea que enfrentes, ya sea un desafío físico, financiero o espiritual, ponlo en manos del Único que conoce el final desde el principio. Luego déjalo ahí. Porque, en verdad, para el creyente, cada batalla le pertenece al Señor. ¡Sigue adelante, Capitán!
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